REVISTA

ORDEN NATURAL 
N° 21    junio de 2023
Luis Francisco Ladaría Ferrer


Mons. Héctor Aguer

Comisión Nacional de Justicia y Paz

Carlos H. Prosperi

Ricardo Andrés Torres

Ignacio Balcarce

Centro de Estudios Cívicos
























1 comentario:

  1. El acto eleccionario y el voto ciudadano
    He recibido en los últimos días dos artículos relacionados con el voto: “El mal menor en la política” y el “Voto Católico”.
    Me permito disentir con ambos, y paso a justificar mi disenso.
    Quisiera recordar ante todo el origen del voto y su naturaleza. Cuando se comienzan a formar los estados modernos (no olvidar El Leviatán de Hoobes), los hombres deciden los derechos que ceden al Estado y las obligaciones consecuentes y aquellos derechos que se reservan para sí, que ineludiblemente deben ser respectados: uno de ellos, tal vez el más importante es elegir el gobierno, que incluye elegir el sistema de gobierno, los hombres que deben gobernar por un lapso de tiempo en base al programa de trabajo que proponen.
    Como consecuencia de lo anterior EL VOTO ES UN DERECHO DEL CIUDADANO QUE SE CRISTALIZA Y REALIZA CONCURRIENDO AL COMICIO A VOTAR, por ello el concurrir al comicio es una OBLIGACION del ciudadano, como parte del papel que le corresponde en un sistema democrٞático.
    Pero esta obligación de concurrir al comicio a votar, no debe ser confundido con la de votar siempre por algún partido de los que se presentan.
    Los artículos mencionados al comienzo, mencionan y califican a las cuatro posibilidades que se presentan en un acto eleccionario:
    A. Votar por el mal menor.
    B. Votar por las apuestas minoritarias.
    C. Votar en blanco.
    D. Abstenerse de votar.
    El optar por las dos primeras, significa en un caso que yo apoyo un programa de trabajo que no deseo (A) y en el otro (B) que voto alguien que no tiene posibilidades de acceder al gobierno y que posiblemente para justificar su mínima inserción política, terminará apoyando la tendencia mayoritaria que yo no elegí al momento de votar.
    La tercera opción: votar en blanco ha sido deslegitimizada siempre por los políticos, como una forma de inducir a los votantes a votar por alguien y de esa manera lograr que el acto eleccionario convalide mayoritariamente a los partidos que se presentan, incluyendo a los que solo proponen un candidato, Pero si considero que mi voto no solo elige un equipo de gobierno, sino también el programa de trabajo que propone, el voto en blanco es un formidable rechazo a las propuestas y candidatos presentados y dará como consecuencia que los gobernantes elegidos comenzarán todos los días su jornada, sabiendo que no son apoyados por una gran parte del electorado, por lo que deberán ajustar su accionar al rechazo recibido; será un gobierno con poder formal, pero sin poder político y una lección para el futuro inmediato.
    La cuarta opción: abstenerse de concurrir a votar. La proponen como una forma de quitar legitimidad al acto eleccionario y luchar contra el sistema. Argumenta uno de los artículos que la fidelidad a la religión católica prevalece sobre cualquiera de los deberes cívicos de la idolatría democratista y propone luchar por fuera del Sistema, organizándose y esperando atento el momento, para impulsar el renacimiento de una Argentina Católica.
    Creo que esta propuesta desconoce el objetivo del acto eleccionario: que es elegir un gobierno para el país y no una religión dominante, salvo que anhele un gobierno teocrático como existen en otros países donde se persigue las creencias religiosas que no son la oficial o bien que se trate de volver a épocas pasadas donde se trató de utilizar la doctrina católica para propiciar la lucha armada para llegar al poder.
    Lic. Carlos a. N. Rivero

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